Estaba ojeando el suplemento dominical del periódico mientras desayunaba mis cereales y me e encontrado un reportaje sobre una modelo, Lizzie noseque se llamaba ella, una tía guapísima y con un cuerpo muy bonito, hace unos meses revoluciono el mundo de la moda al salir desnuda en la portada del GLAMOUR de Estados Unidos como su madre la trajo al mundo, mostrando sus carnes, y si os digo la verdad a mi para nada me a parecido una modelo de tallas grandes,planteaban el articulo des del punto de vista que no todas las modelos tienen que ser flacas y la revolución de las curvas, lo que me a llevado a plantearme si esto es normal, lo normal tendría que ser ni siquiera inmutarnos por ver una chica de cuerpo real en una revista pero des de Twiggy los cánones de belleza nos marcan que si no eres unos huesos andantes no eres guapa, ni siquiera eres normal, a mi como a muchas otras niñas me costo muchos años entender que no siempre es oro todo lo que reluce y que de echo lo que es bonito o no, es muy relativo.
Yo soy de constitución grande y además me gusta comer, e vivido des de pequeña entre dietas y basculas, yo me resistía por que era feliz, hasta que llegue a la adolescencia.
Hay que decir que fui una adolescente prematura y sin querer siempre tenia la rebeldía a flor de piel y muchos pajaros en la cabeza, un día estaba leyendo una de mis revistas y leí el relato de una chica intoxica que una vez recuperada cayó en la bulimia, adelgazaba vomitando, primero no le di mas importancia, luego la idea quedo en mi cabeza dando vueltas y mas vueltas, hasta que un mediodía de un final de octubre después de una comida familiar, me arrodille delante de la taza del bater y en ese instante empezó mi descenso en picado ya no solo de peso, sino en los ánimos, en las ganas de vivir en todo.
Pero la sensacion que tenia cada vez que lo hacia es muy difícil de describir, esa sensacion de poder, de control sobre ti mismo, vendría a ser algo parecido a un orgasmo, se siente un gran alivio incluso un doloroso placer que lo hacia mas y mas difícil de dejar.
Yo no era una bulimica de estas que come y come y luego se purga o toma laxantes, yo comia normal o lo que tocaba de cara a la galería y luego vomitaba, incluso si podía evitaba comer, tenia inventadas las mil y una artimañas, el comer o el no comer, las calorías, eso dominaba mi vida, no me importaban mis amigos, ni mi familia, no me importaba nada mas que yo y mi cuerpo, ni si quiera sabia si se estaban dando cuenta de algo o no, podía pasarme horas delante de espejo observando cada cambio en mi, si algún dia no perdía algún gramo o algún kilo era el peor día de mi vida, me castigaba estando toda la noche despierta o de pie o con la ventana abierta para pasar frío. Un día llegue a mi meta, era navidad, avía perdido 20 kilos y me atormentaba la idea de las fiestas navideñas, estaba tan triste, ya no perdía peso, me podía pasar el día sin comer solo bebiendo agua y votándola para perder y perder, perdí las ganas de vivir y ahí si fue cuando sonaron las alarmas y empezó un largo camino a la inversa.
Años después veo todo aquello con perspectiva, tuve muchas recaídas, la mas importante hará 4 años, pero entre y volví a salir de eso sin hacer mucho ruido, a paso de hormiga e aprendido a quererme, hay días que mi auto estima baila en la cuerda floja pero eso nos pasa a todas, aora también me paso horas mirándome al espejo pero pensando lo guapa que soy, tengo un cuerpo grande, pero se sacarle partido, en lugar de mirarme y ver defectos me miro y potencio los puntos fuertes pero llegar a este punto a sido toda una lucha interna que realmente no se la deseo ni a mis peores enemigos.
